Cuando se trata de cuidar la salud, la prevención siempre será una mejor opción que el tratamiento. Es por esto que asumir un estilo de vida activo y saludable, unido a una dieta balanceada, es la mejor manera de prevenir enfermedades, mejorar el estado general de salud y optimizar la calidad de vida.

Los estilos de vida están relacionados con los patrones de consumo del individuo, principalmente los hábitos de alimentación, el nivel de actividad física realizada, y el riesgo ocupacional y de ocio, como el consumo de alcohol, tabaco y drogas. Estos factores son considerados de riesgo o de protección de enfermedades no transmisibles como la diabetes tipo 2, las afecciones cardiovasculares y el cáncer.

Los estilos de vida están relacionados con los patrones de consumo del individuo, principalmente los hábitos de alimentación, el nivel de actividad física realizada, y el riesgo ocupacional y de ocio, como el consumo de alcohol, tabaco y drogas. Estos factores son considerados de riesgo o de protección de enfermedades no transmisibles como la diabetes tipo 2, las afecciones cardiovasculares y el cáncer.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas que son activas físicamente tienen menor probabilidad de tener obesidad, presión arterial elevada, osteoporosis, diabetes, depresión y cáncer de colon.

Así mismo, diversos estudios científicos demuestran que la actividad física regular mejora el estado de ánimo, reduce el estrés, aumenta la energía, reduce los niveles de azúcar y colesterol en la sangre, y mejora la productividad de las personas, además de que ayuda a lograr y mantener un peso adecuado y mejora la flexibilidad. Los expertos recomiendan al menos 30 minutos de actividad física sostenida como caminar, bailar o nadar.

Una alimentación variada y equilibrada es también de un aspecto importante para la buena salud, por lo que se recomienda realizar una adecuada combinación de alimentos que garantice una dieta balanceada, aporte los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento del organismo y permita mantener un peso adecuado.

El hábito de fumar es un gran enemigo de la salud y es la causa de muerte y enfermedad con mayores posibilidades de prevención en los adultos, y está asociado principalmente con afecciones cardiovasculares, respiratorias crónicas (enfisema, obstructivas crónicas) y cáncer.

Así mismo, el consumo excesivo de alcohol se relaciona con afecciones hepáticas, inflamación y mal funcionamiento del páncreas, descontrol en los niveles de azúcar en la sangre, gastritis, daños neurológicos y problemas para la absorción adecuada de los nutrientes.

El gran reto es disminuir los factores de riesgo que pueden desencadenar afecciones y adoptar hábitos que fomenten la buena salud.